El Sabor Mañanero (serial de poesia erotica)
Judith Guzman
Como todas las mañanas lastimeras sin ti, has dejado tu aroma emanando entre sabanas, aun rezagado en el sudor de mi cuerpo; me levanto sensible a tus caricias una vez más en la semana, trasladándome por el suelo frio hasta llegar a la ducha. Comienzo a desvestir mi cuerpo aun vulnerable por el sueño. Me encuentro frente al reflejo de mi persona completamente desnuda, no llevo nada que me pese más que la sensación de tus labios besando mi espalda, tus manos en mi cadera oprimiéndola hacia tu torso desnudo, que penetra sin cesar.
Me veo a mi misma en el espejo y viajo en retroceso mental hasta la noche anterior, dulces palabras al oído… abrazo de dos cuerpos que han sentido la dicha de darle placer al otro; aun más atrás de ese recuerdo, más atrás de tu venir entre mis senos, de tus penetraciones animales que tanto disfruto me dominen, más atrás de los gemidos provocados por el placer; y nos encontramos ahí, frente a frente uno al otro, tomados de la mano despreocupados a la vida, entre sonrisas, entre arena y espuma de mar, camaleones de amor.
Comienzo a bañar mi cuerpo aun latente de tu ser, y me doy cuenta que no estoy sola en casa, percibo pasos que caminan hacia la regadera, abro la cortina y me doy cuenta de que eres tú, has regresado para recordarme que estas ahí para mi, que la noche anterior no fue solo una entrega carnal, un deseo animal saciado.
Te metes, y sin decirnos una sola palabra tomamos los cuerpos desnudos, un abrazo tan intenso que nos mantiene humedamente unidos, te beso, me besas, tocas mi cuerpo como yo toco el tuyo, enjabonas mi espalda, mis nalgas, mis piernas y mi sexo. Te ayudo a lavar tu torso, tu espalda, tu miembro que gozo tanto tocarlo… Revivirlo.
Termino de hacer lo mío y salgo de la regadera, me tomas de la cintura volteando mi cara frente a tu rostro, me besas una vez más, y sin decirnos nada solamente sonreímos como un par de idiotas enamorados.
Judith Guzman Ramirez
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